Formación
La propuesta básica
Es un proceso que atribuye la sanación al reencuentro con la verdadera esencia individual liberando el potencial creativo de cada uno. Está integrado por la concepción psicoterapéutica analítica neo-reichiana, junto con ejercicios de dimensión espiritual. Se nutre de los hallazgos de la corriente denominada Bioenergética y de la derivación sistematizada por J. Pierrakos: Core Energetics.
En el plano terapéutico es un enfoque recomendado tanto para quienes suelen «evitar» su cuerpo; como para aquellos en los que todo pasa casi exclusivamente por él. Rescata el desarrollo saludable de la agresividad – del latín a-gredire, que significa «buscar ir hacia lo que uno necesita»- que muchas veces se ve impedida durante la vida adulta, por creencias, temores y dudas. Pone el acento en la prevención, recuperando las cualidades individuales que han quedado encapsuladas dentro de los patrones defensivos; y que pujan por salir.
El abordaje terapéutico
En la etapa inicial trabajamos sobre el cuerpo físico -es decir el nivel más externo de la persona- detectando los «patrones defensivos» o «Máscaras del ego» que le han permitido sobrevivir. Para ello se tienen en cuenta el modo actual de instalación en el mundo, sus lugares de sufrimiento, las defensas que se ha visto obligada a utilizar y, en todo caso, cuáles ya no le sirven y por qué.
Al mismo tiempo, determinados ejercicios permiten que afloren los «sentimientos negativos» del Yo más interno -el «Yo Inferior»- y expresar en el espacio terapéutico: rabia, celos; es decir lo más auténtico que hay dentro de cada individuo y que en general no se muestra. Y para ello se trabaja con la respiración, expresiones de la voz y posiciones de estrés-distensión que permiten aflojar los contenidos que han quedado bloqueados en la musculatura profunda. El paso siguiente lo constituyen ejercicios tendientes a la recuperación del «Yo superior» o Core, es decir de la esencia individual o en otros términos, el verdadero proyecto de la persona.
El enraizamiento o «grounding»
A lo largo de la terapia se trabaja con el concepto de grounding, que implica «poder enraizarse», apoyarse en los propios pies, tanto corporal como emocionalmente y reestablecer la confianza perdida por la imposición de creencias y mandatos heredados familiar y culturalmente, privilegiando la percepción de las propias sensaciones, emociones, pensamientos, imágenes y sueños.
Así, se trata de una psicoterapia cuyos ejercicios colaboran tanto en la movilización como en las posibilidades creativas individuales que comienzan a aparecer en las fisuras del bloqueo energético ubicado en los distintos niveles: corporal, racional y emocional.